Situada a las orillas
del Támesis, en una antigua planta eléctrica, se encuentra la Tate modern, el
museo más famoso de Arte Contemporáneo de Londres.
Es el museo de este tipo
más visitado del mundo; y no es de extrañar, dividida en cuatro núcleos
temáticos, sus obras están dispuestas no cronológicamente, sino temáticamente.
Podría decirse, al visitarla, que al pasear por sus salas uno no hace un viaje
por la historia del Arte, sino por la Historia de las sensaciones.
Así, en el primer grupo
se encuentran Artistas expresionistas y abstractos como Barnett Newman, Mark
Rothko Henri Matisse o Claude Monet; unidos por la expresividad de sus obras y
la tendencia al trazo emocional.
En Energía y proceso, se
da paso al Arte Povera, que intenta llegar al espectador a través del material
rudo y poco pulido. En sus salas se expone el trabajo de Mario Merz, Ana
Mendieta Alighiero Boetti o Jannis Kounellis.
Por último, en estados
de Flujo, se ha intentado agrupar el arte más quirúrgico (Cubismo, Futurismo,
Arte Pop y Vortcismo).
Aparte de las salas
permanentes que acabamos de citar, la Tate Modern es uno de los epicentros
Artísticos de la Capital inglesa, y siempre ofrece exposiciones de carácter
temporal, dedicadas bien a iconos del Arte Contemporáneo o a artistas emergentes
de gran calidad.
Uno de los grandes atractivos de la galería que cabe mencionar, es la gran sala de la turbina, un espacio inmenso a menudo utilizado en performances o impresionantes instalaciones de artistas como Olafur Eliasson o Wei Wei.
Sin lugar a dudas, se
trata de una de las mechas de todo amante del arte contemporáneo.